Los juegos de “cacería” son raros. No hay muchos en el mercado y el título que puso al género en el mapa, Monster Hunter, solo lo ha ido perfeccionando. Esta franquicia existe desde el 2004 y si bien en términos generales se puede considerar este tipo de juegos como RPGs de acción, hay algo que los hacen únicos: eres tú y tus amigos enfrentando a bosses (jefes) en combates donde vas a tener una desventaja en daño o vida. En estos juegos no verás hordas de enemigos ni bichitos de relleno, no vas a resolver rompecabezas y la historia siempre va a ser una excusa para seguir cazando. El objetivo siempre es derrotar a la criatura más imponente y poderosa posible. Bajo este concepto llega Wild Hearts.

Análisis por Juan Pablo Cabrejos – NDG

Omega Force, una desarrolladora de Koei Tecmo, entra a la cacería con Wild Hearts. Un juego de semi-mundo abierto donde cazas criaturas increíbles con armas exageradas para conseguir armaduras impresionantes y seguir cazando monstruos más poderosos. Es un ciclo infinito, pero sumamente divertido.

La historia se sitúa en el mundo de Azuma donde un cazador sin nombre llega de un continente lejano para derrotar a criaturas peligrosas conocidas como Kemono. Como es costumbre en este tipo de juegos, la historia es el punto menos importante. Los Kemono comparten hábitat con los “humanos” pero por alguna razón se han vuelto agresivos. Algunas de estas bestias son consideradas deidades y el cazador llega para matar a todo lo que se cruce en tu camino.

Algo interesante de la narrativa del juego es que permite elegir opciones de respuestas en algunos diálogos. Estas respuestas pueden ser muy amigables, pero hay otras que son bastante atorrantes y agresivas. Lo único que cambia es la reacción de los NPC, pero fuera de eso, no hay impacto mayor en la historia general.

Los diálogos y la narrativa de Wild Hearts están muy bien construidos. Tocan temas políticos curiosos, pero no se van muy profundo. El juego sabe muy bien que lo que quiere el jugador es seguir cazando. Algo que sí se me hizo raro es que, al jugarlo en inglés, los personajes sueltan frases en japonés al inicio o en mitad de oraciones. No estoy seguro de la intención de esa decisión, pero incluso cuando te hablan de un Kemono nuevo, primero dicen su nombre en japonés y luego lo traducen. No sé si sea por la cultura otaku que hay en Perú, pero se siente igual que cuando hablas con tu amigo fanático del anime y en vez de decir perdón te dice “gomen”.

Con todo lo mencionado el juego complementa muy bien la historia con personajes bellamente modelados. Todos los NPC son hermosos y me refiero a que todos son guapos o guapas. Los rostros están bien detallados, pero muchas veces las expresiones corporales y faciales no representan bien la situación. Dicho esto, el juego en general no tiene los mejores gráficos, pero conceptualmente es de los juegos más bonitos que he visto.

La dirección de arte es lo que más brilla en el juego. Las locaciones, la vida salvaje, las armas y especialmente las criaturas con las que peleas tienen un concepto increíble. Los Kemono en especial son monstruos con extremidades fusionadas con naturaleza. Por ejemplo; hay un gorila con brazos de lava, un pájaro enorme con alas de ramas de árbol y hasta un jabalí exageradamente gigante con partes de enrredaderas.

Claramente lo que destaca son los Kemono, estos son bien distintos a las criaturas que han aparecido en otros juegos similares. Cada uno tiene características únicas, interactúan con su hábitat y no son agresivos si se cruzan con el jugador. Algunos interactúan entre ellos y hacen peleas territoriales al igual que en Monster Hunter World. Si bien el diseño de los Kemono es alucinante, su animación se siente muy ligera. Para ser criaturas enormes, hay ciertos movimientos que no se sienten con el impacto que uno pensaría que deberían tener.

Aparte del complemento visual, la música tiene un papel bien importante en el juego. Hay ataques que van en sincronización con la música y el ritmo se acelera cuando el Kemono está en estado agresivo. Incluso hay partes en combates donde los poderes de los enemigos silencian el juego y generan estos momentos épicos. El diseño general de la música y efectos de sonido están al tope.

Algo que me hubiese encantado es ver más variedad de Kemonos. Después de los principales, estos se repiten con variaciones elementales, cazar a los enemigos es divertido, pero llega a cansar si tu objetivo es matar al mismo varias veces.

Entrando al territorio del gameplay, Wild Hearts nos presenta 8 tipos de armas únicas para combatir contra los Kemono. Cada una de esas es muy distinta entre sí y todas cuentan con una curva de aprendizaje compleja que diría que podría alejar a algunos jugadores.

El arma básica y con la que empiezas el juego es la Katana Karakuri; una espada delgada que al ser cargada se convierte en una cadena. Todos los armamentos tienen una técnica especial que te dará ventaja en el combate. El tema es que usar esos especiales es un tanto complicado si tienes que concentrarte en el enemigo, tus combos, administración de recursos y el sistema de construcción. Sí, hay sistema de construcción.

Todas las armas se sienten muy diferentes entre sí y hay unas bien locas como una sombrilla con cuchillas y una garra con cadena que te permite estar en el aire de manera casi infinita.

El combate es sumamente divertido y habrá situaciones muy emocionantes, el problema es que varias de las armas no tienen un feedback correcto. Esto es algo que pasa con Koei Tecmo desde siempre. Nioh, Dynasty Warriors, Ninja Gaiden y otros juegos de la casa desarrolladora siempre han tenido esta sensación de que cada golpe pasa por mantequilla suavecita. Esto complementa muy bien el combate en juegos de acción, pero en un juego como este, cada golpe que des y no des, importa. Hay muchos movimientos visualmente poderosos que no se sienten como tal.

Al mismo tiempo, el sistema de cámara es obstaculizado por el mismo escenario y las criaturas. Hay tanta cosa en las arenas de combate y los enemigos son tan grandes y visualmente complejos que en muchos casos pelear con un arma de cuerpo a cuerpo puede hacer que tu personaje desaparezca. Esto genera frustración dentro de la jugabilidad ya que no sabes para donde tienes que esquivar o moverte.

Al combate se le agrega un sistema de construcción. Una habilidad especial que tiene el cazador es invocar estructuras simples —o complejas— que ayudarán en los enfrentamientos. Estas van desde cajas para saltar, resortes para salir impulsados, hélices para flotar por encima de los enemigos, antorchas para generar ataques de fuego, entre otras cosas.

Hay 6 tipos de estructuras básicas que puedes mapear en los 4 botones principales de tu control/mando + arriba en el d-pad. El problema llega cuando te enseñan la combinación de estructuras. Si combinas 6 cajas creas un muro grande para bloquear ataques, hasta ahí todo bien, pero luego descubres combinaciones más complejas que en medio del combate son muy complicads de ejecutar y terminas malgastando recursos y hasta te puede hacer perder la misión. Lo peor de todo es que si no tienes apuntadas en un papel —ó una página web en tu smartphone— con las combinaciones, encontrar la guía de estas es nada intuitivo y es imposible hacerlo en medio del combate.

Lo bueno es que el sistema de construcción es un complemento al combate, pero no es 100% necesario para salir victorioso en los enfrentamientos. Tranquilamente puedes derrotar a los enemigos con solo tu arma principal; será más complicado, pero es posible.

Algo que quiero destacar de los enfrentamientos es que todos los enemigos tienen por lo menos dos fases de combate. La segunda fase se activa luego de hacerle una cantidad de daño a los enemigos y esta es representada por un ataque/pose que es visualmente impresionante. Regresamos a lo impecable que es la dirección de arte, mostrándonos a los enemigos como cuadros japoneses tradicionales con naturaleza a su alrededor y un cambio visual en la criatura que la hace más imponente y peligrosa.

Aparte de la construcción en combate, hay otro sistema que se usa más para la navegación, administración de recursos y decoración. Esto es algo que me pareció bien raro, pues en cualquier parte del mapa puedes construir tirolesas que sirven incluso para romper las barreras del juego. Puedes también construir carpas que sirven como puntos de respawn y fast travel, pero lo extraño es que puedes ponerlos donde quieras. Claro que necesitas descubrir recursos para poder aumentar tu capacidad de construcción, pero la libertad que te da el juego para poner estructuras donde te dé la gana se siente como una falta de diseño de niveles.

Complementando el tema de diseño de niveles, el personaje puede trepar absolutamente todo y sin mucho esfuerzo, puede salir de los límites del mapa y terminar en lugares que no deberían ser accesibles o donde hay literalmente nada.

Lo bonito es que puede administrar tus construcciones como quieras, diseñar el nivel a tu gusto y hasta poner decoraciones. Lo malo es que, si entras al multijugador, nada de lo que habías diseñado va a estar, sino que todo se encontrará en el lugar donde el host lo ha construido y puedes pasarte varios minutos tratando de buscar las cosas correctas.

En sí la navegación por los niveles es un tanto tediosa, tu personaje no se mueve de manera lenta, pero los mapas son tan grandes que debería haber un sistema de transporte por defecto. Hay habilidades de movimiento rápido, pero te piden recursos y no hay uno que sirva para todos los terrenos.

Multijugador

Como todos los juegos de caza, el multijugador es posiblemente lo más importante. Acá puedes sumarte a otras dos personas para derrotar enemigos. El sistema de conexión para encontrar partidas o crear una es bien simple e intuitivo, incluso hay portales en medio de los mapas donde puedes acceder a mundos aleatorios para cazar enemigos específicos.

Las sesiones multijugador corren fluido, sin problemas de conexión, lag o caída de FPS. El único problema es que en PlayStation 5, cuando el juego lo dejas en modo descanso, el sistema de multijugador se malogra y no podrás conectarte a los servidores de EA. Para poder arreglar esto, tienes que sí o sí cerrar el juego y reiniciar la aplicación.

Si por alguna razón no quieres interactuar con seres humanos, el juego te da la opción de cazar con un compañero llamado Tsukumo, esta esfera controlada por la computadora te ayuda en las batallas como distracción y soporte. Hay un MONTÓN de Tsukumos escondidos por todos los mapas, y mientras más encuentres, más poderoso se hará tu compañero. Esto es un incentivo muy bueno para explorar y familiarizarte con el mapa, por que hay unos Tsukumos que están ridículamente bien escondidos.

El juego empieza muy bien con una curva de dificultad retadora y divertida, pero luego de la primera gran conclusión, después de 20 horas aprox, este sube su dificultad de manera exagerada. Incluso con la mejor armadura y arma de la primera parte, los enemigos me mataban de dos golpes y mis combates duraban entre 30 a 40 min cada uno. Los enemigos más simples también se complicaron y el farmeo para conseguir mejores armaduras se volvió tedioso. Recomiendo siempre jugarlo en multijugador.

Otro punto que empieza como positivo y se convierte en negativo es el sistema de fabricación de armas y armaduras. En vez de que cada Kemono tenga su árbol de construcción, todos empiezan con tres bases fijas y para mejorarlas tienes que sí o sí cazar varios enemigos específicos. Lo normal en estos juegos es que uno se concentra en eliminar un mismo enemigo varias veces para poder mejorar el arma o armadura al máximo, pero acá tienes que matar a varios para poder mejorar el árbol de construcción. Si bien es un incentivo para no repetir el mismo enemigo, no es muy divertido que el juego te obligue a cazar nuevamente un enemigo que se te hizo muy difícil o que no te gustó la pelea.

Conclusión

Conceptualmente Wild Hearts es increíble, te va a dar horas de horas de juego con situaciones emocionantes y divertidas, pero no cuenta en su ADN con la experiencia de casi 20 años que Capcom ha invertido en Monster Hunter. El juego falla en cositas pequeñas que ya están perfeccionadas en juegos de este tipo, fallas que no malogran la experiencia general del juego, pero que cuando ya inviertes decenas de horas, puede fastidiar. Hay un montón de cosas que Wild Hearts hace bien y que ha adaptado de Monster Hunter. Es un excelente primer juego para la franquicia, pero con un estándar de calidad ya establecido, le faltó un poquito para llegar al punto clave.

Disclaimer: Este análisis fue realizado gracias a una copia del juego provista por Electronic Arts. Esto no influye nuestra opinión editorial ni el puntaje del juego.