Rise of the Ronin | Análisis
Koei Tecmo —o específicamente Team Ninja— siempre se ha caracterizado por ofrecernos vistazos de la cultura asiática en sus juegos. Esto incluye tradiciones, personajes y eventos históricos, pero incorporando algo de magia y leyenda. Su más reciente trabajo, Rise of the Ronin, abandona un poco ésta última parte, ofreciendo una mirada al Japón del siglo 19, cuando inicia su modernización y deja de lado a los shogunatos. Y para mostrarlo con mayor detalle, el equipo desarrollador se embarcó en un proyecto muy diferente a lo que estaba acostrumbrado: Un juego en mundo abierto. Vamos a ver qué tal resultó esta arriesgada apuesta en esta review de un nuevo exclusivo de PS5.
Un nuevo mundo
La trama de Rise of the Ronin nos presenta a los Blade Twins, dos hermanos que escapan de ser asesinados junto a su familia y son acogidos en un clan de ninjas. Ya mayores, uno de ellos pierde la vida en combate y el otro se convierte en un Ronin, o «espadachín solitario». Con el pasar del tiempo este Ronin conocerá a personajes importantes del nuevo Japón y su papel en la ocupación comercial de su país, aceptando misiones y poniendo orden en una nación que está siendo desvalijada, tanto por saqueadores extranjeros como por su propia gente.
Esta ambientación es la que nos introduce al primer mundo abierto de Team Ninja; un territorio nipón donde debemos recorrer pueblitos tradicionalistas, bosques, fuertes armados y también ciudades de corte occidental. Al igual que en el exitoso Ghost of Tsushima de Sony Interactive, el mundo de Rise of the Ronin es vasto y está lleno de misiones primarias y secundarias que nos van develando la trama.
No quería tocar el punto más débil del juego tan rápido, pero desde un inicio el mundo abierto de Rise of the Ronin, vasto como dijimos, también deja mucho que desear en variedad de misiones y looteo. Hay muchas casonas y feudos para visitar, pero muy pocos secretos que encontrar. Tampoco hay mucha gente, o al menos no personas que nos puedan resultar interesantes. La mayoría de NPCs no tienen una historia que contar y están ahí de adorno. La densidad de misiones que parten de un NPC en problemas es baja comparada con la de otros mundos abiertos.
El movimiento trasversal/vertical —un recurso bastante mencionado en los trailers del juego— es mínimo; comparable incluso con las primeras entregas de Assassin’s Creed. Y no, no hablo de Origins, sino de las dos primeras partes ó Brotherhood. El diseño de niveles en las ciudades «ocupadas» está muy sujeto a una cuadrícula, con pocos elementos para darle personalidad.
Para aliviar esto, Team Ninja se ha apoyado mucho más en los diálogos de los personajes que asignan misiones. Hay mucha conversación y mucha toma de decisiones obligándote a pintarte tu propia imagen del mundo. Por todo esto, pareciera que Rise of the Ronin no te deja «vivir en este mundo» sino más bien te cuenta cómo es, constantemente.
Para muchos esto sonará más a un RPG narrativo que a un juego de acción. Y es que sí, los elementos de rol en Rise of the Ronin tienen un lugar importante. La historia se teje de diferentes maneras desde el inicio cuando escoges el género de los Blade Twins, y luego cuál de los dos ya no estará a tu lado en el transcurso del juego.
Más adelante te encontrarás con la posibilidad de aliarte con otros personajes principales y combinar esfuerzos en el sistema de Vínculo. En este sistema, tus aliados se unen a tí durante las misiones y tienen efectos —tanto favorables como también adversos— en el combate. Como el juego te permite equipar más de un jugador e intercambiarlos en pleno duelo, habrá que analizar bien cuál de todos tus compinches es el más adecuado para cada misión.
El sistema de Vínculo también importa en las secuencias de toma de decisiones, pues los personajes están divididos en Facciones, una a favor y otra en contra de la eliminación del shogunato o que tienen rencillas con otros aliados de tu grupo. Estos vínculos deben balancearse con cuidado, sobre todo cuando el juego te da la capacidad de mentir y amedrentar en los niveles más avanzados.
Sistema de combate
Más allá de la ambientación y la trama, la piedra angular de todo juego de Team Ninja siempre ha sido el sistema de combate. Rise of the Ronin toma prestado de anteriores juegos de su misma casa como Nioh y su secuela, de Ninja Gaiden y recientemente de Wo Long: Fallen Dynasty, título que fue desarrollado casi a la par con Ronin. El combate es, en una palabra, brillante. Cada arma equipada cuenta con varios estilos/posturas y las armas secundarias incluyen revólveres y fusiles, fusionando lo mejor de la cultura bélica del oriente legendario con la del occidente moderno.
Muy al estilo del género souls, podemos equipar distintos ítems para darnos mejores ataques y afectar de forma negativa los adversarios. Todo esto balanceado con un sistema de parry muy fino —aquí llamado Counterspark— y que pide atención al nivel del enemigo y al stance o estilo que querramos implementar. Todos los estilos y ataques, desbloqueados de a pocos en un extenso árbol de habilidades, pueden combinarse y cambiarse al vuelo durante los enfrentamientos, dándole al juego plasticidad y espectacularidad. En resumen, el combate es lo mejor de Rise of the Ronin, y ayuda a distraernos del tedio de las misiones repetitivas que nos encontraremos por ahí.
La puñalada trapera
Pero así como hay «lo mejor», también hay «lo no-tan-bueno». Y en Rise of the Ronin ese no-tan-bueno se lo lleva su inconsistente apartado gráfico. Los personajes principales lucen bastante bien, mientras que los secundarios apenas y muestran expresiones faciales. Las animaciones de muerte y del combate en general son de lujo, pero las de desplazamiento —el galope del caballo, el vuelo en planeador y correr por los tejados— quedan flojas y con ganas de un buen parche.
Y es que la evidencia salta a la vista: Los elementos y acciones del mundo abierto de Rise of the Ronin no están del todo cuajados, mientras que los de combate se nota sóidos y manejados de manera experta. Siendo éste el primer «open world» del estudio, se explican —pero no justifican— estos problemas.
¿Performance, Fidelidad o Ray-tracing?
Cierro con un consejo: Jueguen Rise of the Ronin en modo gráfico Performance. Éste corre a 60fps con un nivel de estabilidad casi perfecto a 1440p. El modo Fidelidad podrá correr a 4K todo lo que quieran, pero recuerden que la calidad gráfica del juego, al máximo, tampoco es la mejor. Mejor dicho, bajarse a 30fps para seguir viendo texturas y modelados de cuenta poligonal media/baja no le hace un favor a nadie. Lo mismo para el modo Ray-Tracing, que sólo funciona en locaciones y situaciones puntuales y tampoco es que logre un efecto asombroso. Insisto: Quédense en modo Performance para una mejor experiencia.
Conclusión
Rise of the Ronin trata de llenar el vacío temporal de una secuela de Ghost of Tsushima o un Assassin’s Creed con ninjas, y la verdad es que se queda a medio camino. En ambientación puede que sean juegos similares, pero en ejecución difieren bastante. Dicho esto, este juego será el deleite de un nicho: Los fans de Team Ninja que quieran darle una probada a la versión muy personal del estudio en un juego de mundo abierto y que, con la venia del «fast travel», puede resultar más llevadero mientras buscamos la próxima gran pelea con quien quiera que se les cruce.
Disclaimer: Este análisis fue realizado gracias a una copia del juego provista por PlayStation, publisher de Rise of the Ronin. Esto no influye nuestra opinión editorial ni el puntaje del juego.