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No es Amplitude: Análisis de Rock Band Blitz

En mi casa jugar Rock Band no es el pasatiempo momentáneo, ni el reemplazo del Pictionary en las reuniones con mis amigos. No, aquí Rock Band no es “juego casual”. A diario practico por lo menos diez canciones en Guitarra Expert, me doy un día de cada fin de semana para hacer Batería Pro, canto tanto Solos como Harmónicos y cada viernes espero saber qué nuevas canciones saldrán el próximo martes para sumarse a las más de 550 que ya tengo disponibles. O sea….

 

Junior + Rock Band = Serious. Fuckin’. Business.

 

Es por eso que, cuando Harmonix anunció Rock Band Blitz (PSN, XBLA) como la opción “social”, “casual” y “light” de Rock Band, no estuve muy contento.  Claro, cuando le eché un primer vistazo casi salto en un pie, ya que Blitz comparte la mecánica de juego de Amplitude, uno de mis títulos favoritos de PlayStation 2.

 

Sin instrumentos :(

Pero uno de los puntos marketeros de Blitz es que “ya no hacían falta los instrumentos”; estrategia claramente pensada en el jugador casual que no pudo ni con el nivel Easy de Guitar Hero o que encuentra ridícula la idea de tocar una guitarra de plástico. Y luego de ver una detallada presentación de Harmonix hace unos meses, donde mostraban el bajo nivel de dificultad y el énfasis en puntaje por encima de interactividad musical, casi me convenzo a mí mismo que debía echarle tierrita a este descargable y dejárselo a quienes recién comienzan con los juegos musicales.

Pero en Harmonix saben lo que hacen y desde que lanzaron sus primeros juegos su misión siempre ha sido clara: lograr que el público se interese por la música a través de un medio interactivo. Con Guitar Hero y Rock Band lograron lo impensable, convirtiendo este tipo de juego tan underground en un fenómeno masivo, algo que Konami no pudo lograr fuera de Japón con su línea Bemani. GH despertó el interés de muchos en el buen rock e inspiró a muchos más a aprender a tocar un instrumento. Con Rock Band 3 se dio un paso más intrépido al incluir instrumentos reales en la mezcla, pero el resultado fue alienante y requería de una inversión demasiado fuerte (las guitarras y baterías Pro superan por cuatro veces el precio de los instrumentos regulares).

 

Blitz!

Tal vez por eso es que Rock Band Blitz quiere regresar a algo tan básico como el control de la consola, buscando captar adeptos con música más comercial y un sistema de interacción mucho más sencillo. Al igual que en Amplitude, la pista de Blitz se divide en 5 ó 6 sub-pistas, una para cada uno de los instrumentos y todas con colores diferentes. Usando los botones L y R (o los face buttons, a escoger) se debe hacer match en los chips que vienen en cada sub-pista hasta que ésta quede coloreada; luego se pasa a otra sub-pista y se repite el proceso. En lo que difiere Blitz de su primo de PS2 es que no hay que “completar” las canciones. Si una pista no está activada o completa, el sonido de ese instrumento suena de todos modos; es todo lo contrario del Rock Band clásico, donde hay que cumplir con jugar bien para que el sonido de cada instrumento exista. No hay una real interacción musical y mucho menos lugar para la improvisación. El objetivo del juego es tan claro como se ve: hay que apretar botones con ritmo para hacer puntos. Listo, nada más.

 

Poderes

Y esto, para quienes quieren un juego simple, rápido y con buena música, es más que suficiente y hasta recomendable. Rock Band Blitz integra además el sistema de “poderes por monedas” tan usado en los juegos sociales de hoy, que regala monedas al jugar en modo estándar y luego te deja usar esas monedas para comprar poderes especiales y así obtener mayor puntaje. Los poderes van desde el sencillo multiplicador 2X hasta una estresante pelota de pinball que hay que mantener en movimiento mientras se juega. También hay puntos extra por concentrarse en tal o cual instrumento y por cambiar de sub-pista con precisión. Y para llevar la cuenta de los puntajes acumulados, Blitz se conecta al Rock Band Central para comparar, en tiempo real, tus puntajes con los de tus amigos, muy al estilo del Autolog de Electronic Arts, y recomienda canciones para competir y comprar del Rock Band Store. ¡Hasta postea todo esto en Facebook!  Bien «social», pero que lástima que el juego no cuente con modo multijugador, local u online; otro detalle en el que Amplitude también fue superior.

 

Canciones

¿Pero qué pasa si eres realmente un fanático de los juegos musicales y buscas algo más de profundidad? Bueno, en Blitz no la vas a encontrar, pero sí hay puntos a favor que pueden hacerlo atractivo al jugador más hardcore. En un post anterior mencioné que lo que haría triunfar a Blitz serían dos detalles: precio y compatibilidad, ambos agarrados muy bien de la mano. Y es ahí donde Harmonix jugó inteligentemente. Por los apenas $15 que cuesta el juego completo, éste trae 25 canciones nuevas y todas ellas son compatibles con Rock Band 3 para jugarlas con instrumentos. O sea que, mientras que individualmente cada canción descargable cuesta en promedio $2, en este “pack” cada canción cuesta $0.60. O sea, una ganga. Hay canciones para todos los gustos y aunque algunas seguramente no las comprarías así nomás, basta que te gusten 8 temas de esos 25 para que la compra haya valido la pena. Nada mal. Y ya que el juego está ahí de todos modos, éste resulta ser un buen “extra” para los amigos y familiares que querrán jugarlo muy de vez en cuando.

 

Compatibles

Y hay un tercer factor con el que ganan tanto el jugador casual como el hardcore, y es que Blitz es compatible con casi todos los temas descargados y/o exportados de anteriores Rock Bands. Esto es un tremendo plus que expande la biblioteca de temas musicales del juego a casi 4,000 canciones; detalle que seguramente le significará una tremenda inyección de efectivo a Harmonix. Yo, por mi lado, ya fui testigo de cómo varios amigos han comprado canciones adicionales de Rock Band para jugarlas en Blitz. Eso quiere decir que esta iniciativa resultó. O sea…

 

Harmonix + Rock Band = Serious. Fuckin’. Business.

 

Resumiendo, Rock Band Blitz resulta un buen producto para todo tipo de jugador, aunque para cada uno de ellos por méritos diferentes. El precio es el adecuado, los temas musicales no están nada mal (yo me quedo con “Jessie’s Girl” y “Metal Health”) y la jugabilidad principal no es ni intimidante ni demasiado fácil, sino que depende de cada canción. El demo trae 4 temas a modo de prueba y creo que esto basta y sobra para decidirse. Con suerte Blitz se volverá el pasatiempo diario de muchos nuevos jugadores con alguna inclinación musical. O mejor aún, inspirará a muchos más a salir corriendo a comprar nuevos instrumentos para Rock Band 3. Ojalá sea así :D

 

No es Amplitude

 

– Junior –

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