El pasado jueves 27 de agosto recibimos en Lima la visita de una comitiva de Bandai Namco. El evento, parte de su tour por Latinoamérica, nos tomó por sorpresa, no solo por que era la primera vez que esta casa productora llegaba a suelo peruano, sino porque trajeron con ellos varios demos de juego aun no disponibles en el mercado mundial. Y sin duda alguna el plato principal de toda la presentación fue el demo de Dark Souls 3, la nueva entrega de Hidetaka Miyasaki y su equipo en From Software a la franquicia «Souls». Incluso antes del inicio de la presentación ya había una larga fila de personas de prensa (algunos dejando de lado toda pose profesional), esperando su turno por jugar. Varios muriendo ante el primer enemigo, otros llegaron hasta el final solo para ser derrotados por el gigantesco (y hasta ahora imbatible) jefe del demo.
Una de mis primeras impresiones de demo (otra sorpresa por cierto) es que el juego deja de lado muchos de los cambios presentados en el pasado título de From, Bloodborne. Han quedado fuera las pistolas y las evasiones. En DS3 vuelven las mecánicas básicas presentadas en Dark Souls 1 y 2 con escudos y giros en el suelo, pero aumentando la velocidad de combate y agregando nuevas técnicas únicas para cada arma que obtengamos.
Sobre este punto, el demo te permitía empezar con un guerrero armado con un hacha u otro con una típica espada larga, pero el afán de exploración me llevo a descubrir armas clásicas de la saga como una espada gigante, cimitarras dobles y (se mencionó) un arco corto el cual nunca pude ubicar. Cada una de estas armas permitía realizar ataques especiales diferentes al presionar el botón L2 o LT con la característica de dejarte completamente indefenso si fallas, pero si no, el daño causado al rival era muy alto. Cada uno de estos ataques consumía un nuevo contador ubicado al lado de tu vida representado por el símbolo de la Orden del Sol del primer Dark Souls.
No hubo mucha información de cómo la historia de esta nueva entrega se une con las anteriores; pero aparte de la insignia mencionada, encontré una tumba que hacía mención al jefe final del primer Dark Souls. Todo esto me intriga mucho pues es la primera vez que un juego de la saga hace referencias tan directas y obvias a los anteriores.
Mi experiencia con el juego estuvo cargada de tensión, miedo y gritos, tanto míos como los del resto de los medios de prensa, ya que se nos mencionó que ningún jugador de Latinoamérica había sido capaz de terminar eldemo. Cada evasión exitosa o momento arriesgado era acompañado de una ovación para cada jugador que lograba avanzar un poco más que el anterior, dejando en claro que la famosa dificultad de la saga sigue intacta en Dark Souls 3. Lo único negativo que pude notar fueron las caídas de framerate que el demo sufría en momentos que llenaban la pantalla de objetos y partículas como el fuego de un dragón. Ojalá este detalle solo se deba al temprano estado de desarrollo del juego.
Lo mejor del demo fue, sin lugar a dudas, el jefe final. Una gigantesca y delgada guerrera cubierta en armadura y un velo de novia, armada con una espada de fuego y movimientos tan impredecibles que cada persona en la fila trataba de aprender de los errores del anterior. Cada golpe con la espada llenaba el lugar de marcas brillantes y encendía en llamas las alfombras y cortinas creando un ambiente increíble. Para mi mala suerte, dejar al monstruo a medio morir empeoró las cosas, pues activó su nueva forma, blandiendo una segunda espada cubierta de una niebla fantasmal y realizando ataques completamente nuevos, largos y erráticos, empezando por una serie de giros con ambas armas que parecía no tener fin.
Lamentablemente no pude derrotarla, pero estoy seguro que tendré mi revancha el mismo día que este título salga a la venta ya que no puedo esperar a tener una nueva oportunidad de jugarlo y explorar mucho más de lo que este hermoso y tenebroso mundo tiene por ofrecer.