Lo que recuerdo de la Commodore 64
Hoy se cumplen treinta años de la aparición de la Commodore 64. O al menos eso dicen en internet. Aunque la sabelotodo Wikipedia da como fecha de comercialización «agosto del 1982», nadie puede dar la fecha exacta de su lanzamiento. Será porque entonces los lanzamientos tecnológicos no causaban el furor al que estamos acostumbrados hoy.
Como sea, yo recién conocí a la C64 en 1985, en una de mis visitas anuales a casa de mi amigo Willy Vasquez, el único amigo que conocía desde el kinder. Recuerdo que me mostró el juego de Transformers, personajes de los que fui fanático toda mi etapa escolar. Recuerdo también que, como buen veterano del Atari 2600, Colecovision y otras consolas, la «complejidad» de la C64 me pareció atroz. Había que tipear lo que para mí era un larguísimo comando de código para poder acceder a un juego:
LOAD»$»,8,1
En ese entonces, al menos para mí, esto era como aprender HTML puro. Hasta ahora no tengo idea que significaba. Con eso lo digo todo.
Ya en 1987 el fanatismo por los videojuegos de la C64 agarró carne y cerebro. En casa de mi amigo Stefano (un «grandazo» de 5to de media) me la pasaba horas de horas jugando Skate or Die! y Commando, al punto que llegué a jalar cinco cursos en un bimestre; inaudito para quien había sido un chancón en la primaria. Como era de esperarse, tuve distanciarme de los juegos por un buen tiempo. Pero como para obligarme a mí mismo a regresar, conservé mi floppy de 5 1/4″ con Skate or Die! Y aun lo tengo por ahí, esperando.
Ya para 1990 volví a encontrarme con la Commodore en casa de mi amigo Kevin. Volvió Skate or Die! y me enganché con Uridium. Pero un rival apareció en el horizonte: Microprose Soccer. Los que me conocen saben que no doy un cobre por el fútbol; nacional o extranjero me da igual. Y cuando MPS apareció, éste terminó por sellar mi disgusto por el deporte rey. Kevin, Rafo y Life, mis patas, se enviciaron con Microprose Soccer a un nivel que hasta ahora recuerdo con asombro. Jugar otra cosa ya no estaba en sus planes. Adiós, California Games. Chau, Skate or Die. Chau, Uridium. Muere, Commando.
Con todo esto y tomando en cuenta que hoy me dedico a coleccionar y archivar videojuegos que tuvieron alguna relevancia en mi vida, me sorprende que nunca haya comprado una C64. Tampoco trate de emular sus juegos ni corrí a comprarlos cuando salieron a la venta en la consola virtual del Wii. Pero al escribir esto y revisar los videos que salen abajo, de verdad me ha provocado recordar estos videojuegos que tanto me gustaban. Mientras veo la forma de conseguirlos, los dejo con los 5 títulos que más recuerdos me traen y que ya comenté en esta nota. Ojalá la nostalgia les pegue igual de fuerte. ¡Game On!
Transformers: Mi sueño hecho realidad. Desde la pantalla de presentación (con Soundwave y Jazz en pixel art!) hasta el tema musical hecho en «chiptunes», este juego me terminó de vender la idea que los videojuegos eran lo mío. Podías jugar con cinco Autobots (Jazz, Optimus Prime, Hound, Bumblebee y Mirage) en escenarios de plataformas. Todos los personajes podían volar y transformarse. El objetivo era recuperar las cuatro partes (a modo de rompecabezas) del logo de los Autobots y bajarte a uno que otro Laserbeak en el intento. Creo que lo terminé más de una vez.
Commando: Mi pata Stefano tenía un poster de la película Commando (la de Schwarzenegger) en su pared… y este juego no se parecía en nada a la película. Pero igual era un vicio terrible; un shooter estilo arcade como los que me gustan. La tonada de fondo se grabó para siempre en mi cerebro y fue alucinante escucharla de nuevo, remixeada, en Bionic Commando:Rearmed en PS3. ¡Tremendo flashback!
Uridium: No sé si los recuerdos me engañan pero me parece, ojo, si estar seguro, que este juego corría a 60 frames. Recuerdo lo fluída y real que era la animación de mi nave cuando daba un flip de 180 grados. No me lo puedo sacar de la cabeza. Tampoco ese zumbido de cuando usaba una nueva vida. BRRRRRTTTTT!
Microprose Soccer: Como dije arriba, este juego me alejó de mis amigos y de los videojuegos. No podía jugar otra cosa y ser cargoso con mis patas (y decir que Vanilla Ice era mejor artista que U2) tampoco me ayudó. De a pocos fui «baneado» de las sesiones de gaming. Menos mal mis patas tenían que comer e ir al baño como todo el mundo; era la única forma de jugar cualquier otra cosa.
Skate or Die!: El rey de mi tiempo libre (y de mi tiempo de estudios). Lo que más recuerdo de Skate or Die es que tenía varios modos de juego. El combate en piscina era en el evento que más perdía y me gustaba mucho la carrera en estilo libre cuesta abajo. Pero la half-pipe era mi favorita. Para ser un juego tan viejo y usar un sólo botón (usaba un Joystick de Atari), el nivel de la «rampa en U» permitía hacer muchos trucos y exigía un aterrizaje perfecto. Si no, al suelo. Incluso ahora, jugando la versión en HD de Tony Hawk, se me vienen a la memoria los giros de 360 que hacía en SoD.
¿Recuerdan la Commodore 64 ó algun juego en especial? ¡Comenten aquí!